sábado, 30 de octubre de 2010

Qué queremos las mujeres?

Éste es un texto para caballeros... Sip, lo que vos, querido cibernáuta siempre has querido saber...

¿Qué quiere una mujer? Teorías, hay varias... Respuestas, ninguna, y la razón es muy obvia. No todas las mujeres somos iguales. No todas queremos lo mismo. Y si a vos te tocó una femme fatale no quiere decir que todas seamos unas "castradoras" (que es el término que está de moda, al menos acá en la cintura de América).

Todo va a depender de qué querés vos como hombre en una relación, porque sos vos el que va a decidir con el tipo de persona con el que vas a salir.

Incluso podría hacer un "catálogo" con todos los grandes tipos de mujeres que existen y andan sueltas por ahí, se dice que están las consentidas, las independientes, las que juegan a ser brutas pero son más listas que vos, las detallistas, las celosas, las territoriales, las invasivas, en fin; son cientos de grupos en las que ustedes, amados hombres, nos han encasillado... Pero no, no somos papas para que nos metan en un saco y nos etiqueten.

Es un poco como si yo dijera que todos los hombres son "perros" y que lo único que quieren es acostarse con cuanta mujer o muñeca de plástico se cruza en sus caminos. Sé que no es así, no en todos los casos.

En resumen, para encontrar la respuesta, pregúntense primero qué imagen proyectan hacia las mujeres, cómo las tratan, cómo expresan su interés, cómo dicen lo que sienten. Luego sean sinceros, sean ustedes mismos, nada más refrescante que un hombre sincero, sin jueguitos mentales, sin hacerse el interesante.

Una mujer (mujer, mujer) quiere sinceridad, es todo... El resto viene por añadidura.


Tira del genio Alberto Montt...


miércoles, 20 de octubre de 2010

En los Zapatos de Quién..?

Resulta simpático cómo al preguntarle a un niño ó niña hoy qué quisiera él ó ella ser cuando crezca y que ellos le contesten a uno: "Quiero ser como mi papá ó mi mamá".

Le hacemos la misma pregunta a adolescentes y les escucharía decir que quieren ser como R. Kelly u Obama; como Dora Akunyili ó Beyoncé.

Esta gente se ve grande por mérito propio, sí lo son; leamos los periódicos, pero eso no es razón suficiente para invertir nuestras vidas queriendo ser la imagen de otra persona.

Esta misma pregunta no está limitada a niños y adolescentes; preguntémosles a los adultos y a los empresarios y también le dirán que quieren ser como Bill Gates ó Ellen Sirleaf Johnson.

Todos tenemos gente que nos sirven como modelo a quienes nos deseamos parecer.

Amigos, vivimos en un mundo habitado por miles de millones de personas; si no me creen, pregúntenle a los chinos. Gente distinta, de diferente trasfondo, algunos nacidos en cuna de oro, otros sin cuna alguna. Vivimos en un mundo de retos y soluciones, obstáculos y escalones, dependiendo de qué estemos mirando.

La mayoría de nosotros invertimos nuestro tiempo y energía buscando zapatos en los cuales encajar, dejando los nuestros atrás, intentando vivir y actuar de la manera en que nuestros modelos lo hacen. Eso es bueno pero no determinante. Nos sorprenderíamos saber que nos quedaremos cortos en nuestras expectativas si gastamos tal energía correteando al viento.

El éxito consiste en 2% dones y 98% trabajo duro, por lo que podemos concluir que todos nosotros tenemos este 2% en nuestra composición genética pero necesitamos invertir esfuerzo forjando aquello que no tuvimos al momento de nacer.

Ahora bien, no estoy diciendo que es malo querer ser como alguien más; lo que intento decir es que esa no es la razón principal por la que vinimos a la Tierra. No caímos aquí desde el espacio por accidente; estamos aquí por alguna razón, estamos aquí escribiendo la historia de nuestra vida, no quisiera que nuestro libro estuviese lleno de comentarios sobre cómo es fulano de tal y cómo lo hizo él, sino sobre cómo nosotros somos y cómo nosotros lo hicimos.

Y es que mientras vamos buscando ponernos los zapatos de otros, ¿quién se pondrá los nuestros? Aunque no alcancemos el "estrellato" en la vida, consolémonos sabiendo de que valió la pena ponernos en nuestros zapatos.

Autor: Stanley Anukege

Ex...

Octubre, como siempre, es un mes curioso. Éste, para no ser la excepción, me tuvo encerrada durante una semana en una versión bizarra del famoso Cuento de Navidad de Dickens, algo así como aquella película (realmente mala) que se llama Los Fantasmas de mis Ex, si mal no recuerdo.

El lunes me puse de acuerdo para salir con mi primer novio (típico amor de colegio), y por tanto primer ex-novio (sip, ya ha pasado bastante tiempo...) Fue divertido verlo y verme ya como "personas grandes". Lo que si resultó realmente aburrido fue no encontrar temas en común, pero gracias a eso recordé que todo cambia y por eso no hay que aferrarse al pasado. Para mí el pasado es un punto de referencia al cual no puedo regresar, sería una pesadilla regresar. La gente, la situación, yo misma, todo cambia a cada minuto, es parte de la magia de seguir caminando.

El jueves en la mañana choqué con otro ex, de otra época, de inicios de la U. Juro que hice todo lo que estuvo a mi alcance para evitarlo, es la única persona que me saca de base y a quien no sé muy bien como tratar. Fue una relación "perfecta" pero que nació muerta, que simplemente no debió ser. En ése encuentro fugaz disfruté haber superado la etapa. En muchas ocasiones luchamos mucho por cerrar un ciclo, y cuando lo logramos cerramos el libro y le queremos prender fuego. No. Hay que disfrutar cerrar el ciclo, aprender a ver el pasado con amor, con la certeza de que algo aprendiste y en algo te ayudó, pero que ya no forma parte de tu presente. A poner el libro en un estante para poderlo ver y disfrutar.

Y el sábado pasé la tarde pensando en quién carajos será mi futuro novio, y me enteré de que es lo que menos me importa. Lo que realmente me interesa es descifrar qué es lo que quiero encontrar, porque considero que eso dirá mucho de lo que soy ahora... Y me interesa saber qué verá él en mí, porque es lo que reflejo al mundo. Pero eso será otro comentario :P

jueves, 14 de octubre de 2010

Milagro lento

¿Cómo no mencionar a los 33 mineros chilenos? Millones de millones de personas seguimos la noticia y la conclusión general es la misma: fuimos testigos de un milagro. Y es que la operación de rescate tiene todas las características de un milagro. Fue encontrarlos con vida, una grata sorpresa luego de 17 días de búsqueda, cuando todos perdían la esperanza. Fue el luchar en conjunto de un país, ser como uno solo para creer posible un final feliz. Fue avanzar lento pero con paso firme, fue tener una meta fija, invariable. Fallar no era una opción.

En lugar de quedarnos mirando hacia la mina, ahora vacía, y pensar simplemente en el desafío tecnológico que significó crear una cápsula y bajarla 622 metros, considero necesario traer todo este fenómeno a la vida diaria de cada uno de nosotros.

Nuestras vidas son un milagro lento, por etapas, algo superior a nosotros que nos lleva a otro nivel. Incluso cuando fallamos, todo es parte de algo más grande que no entendemos, e independientemente de las creencias religiosas de cada uno, debemos aceptar que a veces pasan cosas sin sentido que tiempo después llegás a entender. Pero todo, todo lo que vale la pena, llega despacito, de paso en paso, como los mineros, salieron uno a uno, y hasta salir el último podemos decir: Misión cumplida! !Milagro finalizado!



Saboreemos la vida, vivamos con pasión, disfrutemos las pequeñas sorpresas. Es bueno dejarse llevar por los pequeños placeres como tomarse un café, dedicarte un rato y leer algo que te guste, hasta ir al teatro sólo, tomarte una copa de vino y brindar a tu salud, ver una puesta de sol o no bañarte por un día. Éstos momentos que no sólo vivís, sino que disfrutás, hacen la diferencia.

Sí, nuestra vida es un milagro, pero está en nuestras manos. Al fin de cuentas de nosotros depende si tenemos una operación tal vez lenta pero con final feliz, o si por hacer todo a la carrera resulta todo lo contrario...


Tira de Alberto Montt

sábado, 9 de octubre de 2010

La Gráfica de la Semana

Y... ¿Qué hubiera pasado si...?

Creo que la vida que cada uno tiene en este momento es producto de un conjunto de decisiones. No se trata solamente del ambiente en el que nacés o crecés, tiene que ver también con la forma en la que vas forjando el famoso "destino", que más que una cosa mágica y desconocida, es el resultado de una serie de opciones que vas marcando a cada paso.

También creo que cada día es un cruce de caminos, y sólo vos decidís por donde te querés ir, izquierda o derecha, no hay medias tintas, no hay donde perderse; y siempre una voz interna te dice que debés hacer, aunque no siempre lo hagás.

Y que tedioso encontrarte en cada uno de esos cruces con el recordatorio de nuestra humanidad: el miedo. Y sí, muchísimas veces es por miedo que nos auto-reprimimos y dejamos de hacer lo que queremos. Es por miedo a que no se rían que no contamos un chiste nuevo, es por miedo al rechazo que no nos acercamos a nuestro amor platónico, es por miedo a que nos señalen que no nos reímos con todas nuestras fuerzas, y también es por miedo a la famosa "opinión de los demás" que no decimos lo primero que se nos viene a la mente. No me malinterpreten, el miedo a veces es bueno, te hace reflexionar, pero por favor, nunca vivamos de manos atadas por el terror de actuar nuestra propia historia.

Me atrevería a decir que me daría por bien servida si al final de mi vida me quedan miles de preguntas, menos ¿qué hubiera pasado si...? Quiero vivir intensamente, mirar hacia atrás para conocer mi pasado, no para habitar en él, y para lograr éso debo amar mi presente.

Creo que hace falta pensar más con el corazón y darnos cuenta de que cada minuto es una nueva oportunidad para empezar de nuevo.

sábado, 2 de octubre de 2010

viernes, 1 de octubre de 2010

La Ventana

Una bonita reflexión..

Una pareja de recién casados, se mudó para un barrio muy tranquilo.

En la primera mañana en la casa, mientras tomaba café, la mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.

Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero..! Quizás necesita un jabón nuevo... ¡Ojala pudiera ayudarla a lavar las sábanas!

El marido miró y quedó callado. Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y el viento.

Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpiecitas, y dijo al marido: ¡Mira, ella aprendió a lavar la ropa!

¿Le enseñaría otra vecina?

El marido le respondió: ¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana!

Y la vida es así, todo depende de la limpieza de la ventana, a través de la cual observamos los hechos.

Es fácil juzgar a los demás sin darnos cuenta que la situación errada está es en nosotros.

Limpiemos las ventanas de nuestra vida antes de mirar a los demás.

No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá.


Vía: Renuevo de Plenitud